Autor: Julián David Ruíz Rondan

El inicio del año 2016 trajo consigo una interesante discusión acerca de la protección de los tatuajes por vía del Derecho de Autor. Recientemente fue noticia la querella interpuesta por la sociedad Solid Oak Sketches en la Corte Federal de Nueva York, en contra de las compañías Take-Two Interactive y Visual Concepts, desarrolladoras del famoso videojuego NBA2K16, por utilizar en sus gráficas de los jugadores, algunos tatuajes que son de propiedad de Solid.

Solid había adquirido previamente los derechos de autor de los tatuajes de algunos deportistas de la NBA, como LeBron James y Kobe Bryant, por lo que contactaron a los desarrolladores del vídeo juego NBA2K16 para ofrecerles una licencia vitalicia por el valor de 1.1 millones de dólares que permitiría utilizar en sus gráficas ciertos tatuajes que portan en la piel algunas estrellas de la NBA. Sin embargo, los desarrolladores del famoso juego al parecer no respondieron a esta solicitud.

Lo cierto es que hoy en día las gráficas de los videojuegos son bastante realistas y permiten recrear detalladamente muchos elementos de la vida real y de los personajes que se representan en un videojuego. Esto implica mayores cargas para las empresas desarrolladoras de videojuegos, pues deben obtener las autorizaciones de uso de marcas, imagen y también de derechos de autor cuando se reproduzca y comunique alguna obra de un tercero.

El videojuego NBA2K16 salió efectivamente al mercado y las estrellas de la NBA fueron graficadas con sus tatuajes, por lo que Solid no dudó en demandar por la suma antes dicha, la cual tiene como fundamento un caso del año 2012, en el cual un estudio desarrollador del famoso videojuego de luchas “UFC Undisputed” tuvo que pagar una suma de US$22.500 al artista Víctor Escobedo, que tatuó un león al luchador Carlos Condit, porque dicho tatuaje aparecía en el videojuego.

Lo anterior también trae otra reflexión: ¿El deportista tatuado no debería ser el titular de los derechos de autor del tatuaje?, lo cierto es que no podríamos confundir la obra en sí misma con el soporte en el cual se encuentra, que en este caso sería la piel del tatuado. Por lo que si bien la persona tatuada, por la naturaleza de la obra se podría pensar que no le estaría vetado mostrar su tatuaje en público, distinto en que la persona tatuada tenga la facultad de autorizar la explotación comercial de dicho tatuaje. Sin embargo, este escenario supondría un conflicto entre el derecho de autor del tatuador y el derecho de explotar se propia imagen del deportista o persona tatuada: este dilema se presentó en el 2005 cuando Louis Molloy amenazó con demandar a David Beckham por la explotación comercial no autorizada de los tatuajes que el artista había impreso sobre su piel.

Sin duda, esta será una demanda que dará para hablar en el 2016 y que tendrá a los desarrolladores de videojuegos alerta. Por su parte, el mercado deportivo ya se ha venido adaptando a estas nuevas realidades y han tomado medidas tales como prohibir el uso de tatuajes en merchandising, sin la correspondiente autorización del autor.